Un poco de Historia...

jueves, 17 de marzo de 2011

INFLUENCIA POÉTICA


     Enriqueta Arvelo Larriva, estuvo Influenciada en sus inicios poéticos por su abuela materna “mamá Florinda”, y después, por su tía Atilia Torrealba Febres Cordero, quienes eran reconocida poeta en esa tierra llanera, además le enseñó las reglas básicas de la versificación y la motivó a escribir sus primeros versos. 

Alfredo Arvelo Larriva
     Adicionalmente, la intensa lluvia, la abundante vegetación de aquella Barinitas prácticamente aislada en la que permaneció la poetisa hasta 1948, la relación con una familia rica, venida a menos por los abusos de la dictadura del general Juan Vicente Gómez, las figuras literarias de varios de sus familiares y, como una sombra, la de su hermano poeta modernista y revolucionario, Alfredo. En su infancia y adolescencia, ella sirvió como correo político, maestra, enfermera, ama de casa y era útil para todo, pero siempre fue ávida lectora de los clásicos de nuestro idioma, y con gran deseo de marcar su impronta, de acompañar su soledad con su voz personal y labrada con total pasión y acabadas formas.
Alberto Arvelo Torrealba
    Su familia  sentía una verdadera pasión por la lectura y  la cultura en general, además de mantener  contacto con destacados intelectuales, entre ellos su primo Alberto Arvelo Torrealba y personas de otras regiones del país, algunos de los cuales llegaron hasta Barinitas en busca de Alfredo su hermano mayor. 
     La infancia y adolescencia transcurrieron en el típico ambiente provinciano del aislado pueblecito; si bien esta familia distinguía una verdadera pasión por la lectura, su vocación cultural, y sus relaciones con destacados intelectuales, fueron parientes de Alberto Arvelo Torrealba y personas de otras regiones del país, algunos de los cuales llegaron hasta Barinitas en busca de Alfredo su hermano mayor.
     Fue una vehemente autodidacta de las lecturas de los poetas del Siglo de Oro Español: Lope de Vega, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, y de los poemas del poeta nicaragüense Rubén Darío, que publicaban los periódicos de Caracas. Motivada por su hermano, nuestro esclarecido poeta modernista y revolucionario, Alfredo Arvelo Larriva, quien sembró en su espíritu según palabras de Luis Beltrán Prieto: “esa agónica sed de los poetas, que ven pasar el río y no mojan sus labios, sino que van al fondo a rescatar luceros.”

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